DE INTERZAS

ANGÉLICA RIVERA, DE LA ESCENA TELEVISIVA AL TERRITORIO POLÍTICO.

Tuxpan, Ver. a 04 de Julio de 2012

Ninguna telenovela iguala en interés y complejidad esta historia plagada de subtramas, personajes incidentales, romance, algunas muertes y una teoría de conspiración. Prácticamente todos los medios de comunicación mexicanos y varios internacionales han escudriñado hasta el último detalle del matrimonio entre la actriz Angélica Rivera, conocida como la Gaviota, y Enrique Peña Nieto.

La llamada prensa del corazón habla de un amor digno de suspiros: la “calidad moral” de la actriz, el carisma del político. Para otro sector de la prensa, en cambio, esta relación es un reality show fraguado previamente o parte de un plan de marketing para construir la victoria del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Según el polémico reportaje publicado en el periódico inglés The Guardian —en el que no se consignaron fuentes y cuyos hechos citados CNNMéxico no pudo verificar— el Estado de México pagó a Televisa 346 millones 326,750 pesos entre 2005 y 2006 para posicionar a Peña Nieto, entonces gobernador, en reportajes, entrevistas y comentarios.

En un par de comunicados, Televisa negó las acusaciones: “Grupo Televisa no se dejará amedrentar por The Guardian y le continúa exigiendo una disculpa pública dadas las múltiples falsedades con las que ha construido sus artículos".

Acostumbrada a los reflectores, Angélica ha mantenido un perfil discreto ante los tropiezos: los hijos fuera del matrimonio de Peña Nieto, los reportajes de The Guardian, las manifestaciones en contra de su esposo durante la campaña electoral. Temas sobre los que la actriz no hizo ningún comentario.

Sin embargo, no ha estado lejos del proceso electoral. Desde la noche del 29 de marzo, cuando empezaron las campañas, La Gaviota comenzó a transmitir en Youtube una serie de videos caseros que tituló Lo que mis ojos ven y mi corazón siente, "quiero que sus ojos vean lo que mis ojos van a ver", anota en el texto de presentación de las imágenes.

Como buena actriz, Angélica se adaptó al rol que le tocó jugar durante la contienda. Dejó atrás a la mujer desinhibida para convertirse en la discreta, pero carismática esposa del candidato presidencial.

De escuela de monjas a la televisión

En la década de 1980, la colonia Lindavista, ubicada en el norte de la Ciudad de México, iba en decadencia. La tala de sus características palmeras para crear vías rápidas y la construcción del metro, que atrajo el comercio informal, devaluó una zona que apenas dos décadas atrás había sido uno de los epicentros de la clase media alta de la capital.

Ahí creció Angélica Rivera Hurtado junto a sus cinco hermanos. Su papá, Manuel Rivera, tenía una clínica oftalmológica en el segundo piso de un edifico ubicado en una de las principales avenidas de la zona.

Su consultorio estaba repleto de fotografías de sus hijos: Carolina, Maritza, Adriana, Felisa, Manuel y Angélica. Conforme esta última alcanzaba la fama, las revistas en la sala de espera se convertían en un museo de sus logros. Así lo describe Gloria Carpio, cuya abuela tenía un estudio de danza a un lado, un lugar donde la actriz tomó clases.

Angélica y sus hermanas asistían al Colegio las Rosas, una de las tantas escuelas católicas del rumbo, a unas cuadras de la Basílica de Guadalupe. Según relató su padre a la revista Quien, Angélica representó varias veces a la Virgen María en las obras escolares y tenía la inquietud de ser actriz.

Cuando tenía 17 años, Rivera se enteró de que Verónica Castro —celebridad de telenovelas— grabaría el video de la canción Macumba en una locación en la ciudad, no dudó en acudir. Además de entrar a la locación, la joven logró contactar a la actriz que entonces protagonizaba Rosa Salvaje.

Por su atractivo físico y carácter extrovertido, Castro le ofreció un breve papel en el video.

Al terminar la grabación, la actriz le dio un consejo que le cambiaría la vida a quien años después sería su cuñada: inscribirse en el concurso El rostro que organizaba el diario El Heraldo de México para promover nuevos talentos y que Verónica había ganado en 1970.

Ganar ese certamen auguraba una carrera exitosa en la televisión. Sin embargo, lo que le dio fama nacional fue aparecer como modelo en el video Ahora te puedes marchar, de Luis Miguel. El cantante era la sensación del momento.

En 1987, el mismo año que ganó El Rostro, Angélica comenzó a conducir TNT, un programa de videos musicales. Además, aparecía en cápsulas de VideoVisa anunciando estrenos de películas en VHS con pantalones ajustados y un brassiere debajo de sacos estampados: la moda de la época.

Pero ella quería era ser actriz. Obtuvo primero personajes secundarios y luego de mayor importancia en telenovelas populares como Dulce desafío, Simplemente María, Mi pequeña Soledad, La pícara soñadora, Alcanzar una estrella. Poco a poco se convirtió en una figura conocida en los pasillos de Televisa, la principal fábrica de celebridades de la época.

Su amistad con el productor de telenovelas José Alberto El Güero Castro, hermano menor de Verónica, le abrió aún más puertas en el mundo del espectáculo.

La periodista de espectáculos, Shanik Berman, describe la importancia de conocer a los Castro en ese tiempo. “Los mexicanos muchas veces no sabían ni cómo se llamaba su presidente y seguro no conocían al 99% de sus gobernadores, pero todos conocían a Verónica Castro”.

Mujer de pompa parada

Frente a un falso ventanal con largas cortinas azules, en el set de Íntimamente Shanik, Angélica Rivera contestó todo tipo de preguntas a la periodista. Era la década de 1990.

Con medias negras, maquillaje recargado y fleco abombado, la actriz opinó sobre los hombres y los trucos para descubrir infidelidades; sobre la importancia de satisfacer a su pareja para que no se vaya con otras. También habló de su relación con Verónica Castro y su noviazgo con El Güero Castro.

“Lo que siempre me impresionó de ella es que tenía unas pompas espectaculares y una postura preciosa”, recuerda Shanik. “Siempre ha sido muy carismática, muy agradable, pero cuidó mucho su reputación, nunca le conocí ningún novio más que El Güero”.

Aunque Angélica describía a su padre como un fiestero, tuvo una educación conservadora. “Tal era su sueño de casarse de blanco, que puso una tienda de vestidos de novia con su hermana”, dice Shanik. Sin embargo, en la familia Castro no creen en el matrimonio, así que a pesar de los deseos de boda, la pareja decidió vivir en unión libre cuando ella tenía 20 años.

Fue en 1995, a sus 25 años, cuando se consolidó como una actriz protagónica en La dueña. En esta telenovela que tuvo el rating más alto del año, Angélica interpretó a una mujer de carácter fuerte.

Regina Villareal no era la típica heroína de un melodrama. Era una hacendada “de buen corazón” que al ser plantada frente al altar se volvió fría y soberbia. Entonces “puso de moda la ropa vaquera, la bota, el sombrero”, recuerda Shanik.

Después de 14 años de vivir juntos y de haber tenido dos hijas —Sofía y Fernanda— Angélica logró convencer a José Alberto Castro de casarse con ella. “Es algo que a mí siempre me pesó y me dolió, porque a mis dos hijas mayores les hacían comentarios en la escuela debido a que habían nacido fuera del matrimonio. Conforme fueron creciendo las niñas, me di cuenta que no era bueno estar así”, declaró a la revista Quién.

La ceremonia se llevó a cabo, primero en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en el Estado de México y luego en la playa en Acapulco, Guerrero, en diciembre de 2004.

Angélica declaró a la revista Quién: “El día que me casé con el Güero Castro, ése día me divorcié por algo que sucedió entre él y yo después de la boda. Pero eso sólo lo saben mis hijas y yo me lo voy a llevar a la tumba”. Sin embargo, dos años después, en 2009 tuvo a su tercera hija, Regina.

Las reinas del 'rating'

La encuesta Berumen y Asociados —creada por el Observatorio Universitario Electoral (OUE) y levantada entre el 30 de mayo y el 6 de junio de este año— indica que el 80% de la población en México se informa por la televisión más que por otros medios. De ese porcentaje, 44% dijo que votaría por Enrique Peña Nieto.

Tanto el PRI como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) —los partidos que impulsan al candidato— se han caracterizado por contratar actores y actrices para sus spots, entre ellos la cantante Lucero y Maite Perroni, exintegrante de RBD.

En 2007 Angélica protagonizó la popular telenovela Destilando amor, basada en la exitosa producción colombiana Café con aroma de mujer, donde obtuvo el apodo de Gaviota.

Fue entonces cuando el gobierno del Estado de México, la entidad más poblada del país, la contrató para ser la imagen de la campaña “Los 300 compromisos cumplidos” del entonces gobernador Enrique Peña Nieto.

En los spots, Angélica Rivera vestía blusa blanca y chaleco rojo, los tonos del PRI, y comenzaba a alejarse de los minishorts y los tops característicos del grupo Muñecos de Papel, una banda creada para la telenovela Alcanzar una estrella.

Al término de esa campaña, en 2008, Enrique la invitó a cenar a Philippe, un elegante restaurante en Paseo de la Reforma al que acuden personajes de la alta sociedad mexicana. Ahí platicaron desde las 9:00 horas hasta la 01:00 del día siguiente, relató la actriz a Alberto Tavira, entonces editor de la revista Quién.

En 2007 la actriz conoció a Enrique Peña Nieto cuando el gobierno del Estado de México la contrató para promocionar la entidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE...GRACIAS POR TU COMENTARIO.