CELEBRACIONES

40 AÑOS DE FEMINISMO EN MÉXICO.

Tuxpan, Ver. a 08 de Junio de 2012

La semana pasada se conmemoraron 40 años de aquella manifestación en el monumento a la Madre, en la que alrededor de 30 mujeres, expresaron su descontento con el estereotipo dominante de la mujer, que la tenía confinada al espacio doméstico y cuyas únicas aspiraciones según el discurso social debían ser el matrimonio y la maternidad.

La condición de inferioridad social de la mujer llevó a estas mujeres ilustradas a iniciar una lucha gracias a la cual, las mujeres de hoy tenemos mayor reconocimiento de nuestra libertad y de nuestro derecho a la equidad de género. Aún queda mucho camino por andar.

El feminismo tuvo distintos momentos. Inició siendo un pequeño movimiento de mujeres intelectuales para dar paso en los ochentas al feminismo popular, que intentó incorporar a mujeres obreras y campesinas a la causa de la defensa de los derechos fundamentales de las mujeres, que son esencialmente, los derechos humanos para hombres y mujeres.

A finales de los ochentas el feminismo tuvo un tinte asistencialista y se orientó a ayudar a los sectores populares, a las mujeres víctimas de maltrato, de violación y de abortos clandestinos en las peores condiciones imaginables.

Después aparecieron numerosas Organizaciones No Gubernamentales para defender los derechos de las mujeres hasta llegar a los años noventas que marcan la institucionalización del feminismo.

Quizá el feminismo en la actualidad se caracteriza por la incorporación de mujeres cada vez más jóvenes al movimiento. La conciencia sobre la igualdad de derechos y la necesidad de políticas públicas que garanticen la protección de grupos marginados como las mujeres (acciones afirmativas-positivas) se extiende a cada vez más.

La ignorancia es el origen de opiniones que ven en el feminismo exclusivamente un modelo radical que busca la venganza de las mujeres sobre los hombres y cuyo ideal es un mundo al margen de los hombres. La radicalización de algunos grupos feministas no es generalizada y en todo caso, es comprensible si uno tiene el valor de recordar los grandes abusos de los que ha sido objeto la mujer a lo largo de la historia. La madurez del movimiento ha tomado tiempo y ha surgido de la comprensión profunda del significado de liberación e igualdad. La igualdad como concepto filosófico puede no decirnos nada o mucho. Lo mismo el concepto de libertad. El objetivo es una sociedad más igualitaria, en la que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades en la aspiración de una vida mejor. La igualdad en el trato para todos.

El feminismo hoy, no está en contra de nada. Está a favor de las mujeres. Así que un hombre puede ser feminista y estar a favor del trato igualitario que nos merecemos todos. El feminismo incluye a hombres y mujeres conscientes de las muchas formas de violencia, los feminicidios y el hostigamiento sexual del que han sido y siguen siendo víctimas las mujeres.

El movimiento feminista busca dar fuerza, apoyo, información y solidaridad a las mujeres que lo necesiten.

Carlos Puig (@puigcarlos) escribió un gran artículo la semana pasada felicitando a las mujeres por estos 40 años de lucha. Y denunció, en su estilo frontal y confrontador que “muchos hombres seguimos siendo unas bestias y algo estamos haciendo muy mal si en el metro o metrobús se tienen que separar a mujeres y hombres, para protegerlas de las miradas, de las manos y a veces de los cuerpos de los hombres”.

Efectivamente, algo malo estamos haciendo las madres y padres que educamos a nuestros hijos si no logramos transmitirles la radical importancia del respeto y la igualdad de derechos de hombres y mujeres. Algo muy malo están haciendo los hombres cuando creen tener el derecho de ver con lujuria a una mujer, de decirle una palabra vulgar cuando camina por la calle o de rozarla intencionalmente en el transporte público. Algo muy malo estamos haciendo también las mujeres cuando nos descalificamos entre nosotras o cuando nos defendemos de un hombre aunque no nos esté atacando, por el simple hecho de ser hombre.

Mi reflexión final: No a los radicalismos que separan a hombres y a mujeres. Sí a la colaboración y a la solidaridad humana que permita construir relaciones de pareja, familiares y sociales basadas en la equidad.

Las mujeres, que no se nos olvide, tenemos derecho a administrar nuestra vida con libertad y responsabilidad. Podemos elegir ser madres o no y en qué condiciones serlo. Podemos vestirnos como elijamos, sin miedo de salir a las calles. Tenemos derecho a tener las mismas oportunidades laborales que los hombres y una retribución idéntica a la que tendría un hombre por el mismo trabajo.

Las mujeres hoy tenemos muchas posibilidades de realización además de ser esposas y madres. Tenemos derecho a vidas libres de violencia, libres de hostigamiento sexual, libres de prejuicios sociales que nos han puesto en el lugar del “sexo débil”. Tenemos derecho a aspirar al poder, a vivir la vida que elijamos, al respeto y a la igualdad en el trato. Quedémonos con eso en la conciencia.

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