CELEBRACIONES

DÍA DEL NIÑO PERDIDO, UNA TRADICIÓN ININTERRUMPIDA EN TUXPAN.

• La iluminada, creativa y concurrida tradición decembrina celebrada en Tuxpan el 7 del último mes del año, se llama Día del Niño Perdido.

Tuxpan, Ver. a 07 de Diciembre de 2011

La iluminada, creativa y concurrida tradición decembrina celebrada en Tuxpan el 7 del último mes del año, se llama Día del Niño Perdido.

Inicia con la compra de velas y la construcción de carritos hechos de cartón, mismos que son jalados por niños y niñas en céntricas calles de la ciudad, en el solidario intento de ayudar a José y María a encontrar al niño Jesús, quien se perdió durante tres días en Jerusalén, durante la celebración de la fiesta de la pascua.

Y el Día del Niño Perdido es una verdadera fiesta en Tuxpan, pues antes del 7 de diciembre los adultos se dan a la tarea de comprar velas, buscar material de desecho para elaborar carritos de todos tamaños y formas, con los que hijos y nietos irán a la avenida Juárez, a jalar de un cordel las creativas unidades.

En lejanas colonias, y antes de anochecer, las personas colocan velas y velitas sobre banquetas y bardas, y a la hora en que la oscuridad cae sobre ellas, en grupos familiares se dan a la tarea de encenderlas.

Las calles más alejadas ofrecen un hermoso espectáculo de diminutas luces, vistas a distancia.

Los habitantes saben poco del origen de esta tradición, que indudablemente debió llegar con la evangelización cristiana y se encuentra relatado en el Nuevo Testamento Lucas 2/41, pero este pasaje es tan fuerte en este punto de la geografía Huasteca, que los tuxpeños la han perpetuado y enriquecido a través de los años.

Los viejos dicen que antes de que la ciudad fuera iluminada con la luz de los focos, padres e hijos hacían varias perforaciones a pequeñas latas de chiles o de pintura, dentro colocaban las velas, y estas se convertían en faroles de los niños, mismos que les permitía caminar por calles cercanas jalando su carrito de cartón.

Una vez más, adultos y niños caminarán por parques y céntricas calles, jalando carros de cartón, plástico y madera, carretas adornadas de flores, trailers y uno que otro perdido barco terrestre, pues el objetivo es ayudar a María y José a encontrar al amoroso, sabio pero inquieto niño Jesús nacido en Nazaret.