PERSONALIDADES

VIRIDIANA ALATRISTE: EL DESTINO CRUÉL DE UNA EXISTENCIA.
(Reportaje por Fernando Arreola Coria)

  • El destino, ese extraño fenómeno que nos marca a lo largo de toda nuestra existencia, puede ser admirable pero también odioso, según los hechos y las circunstancias. Destino cruel el de Viridiana Alatriste, quien murió trágicamente en la flor de su juventud.
  • La muerte cortó repentinamente su vida, sus ambiciones, sus sueños. Sus metas quedaron inconclusas con su desaparición física; sin embargo Viridiana, quien además de bella y atractiva era alegre y juguetona, como cualquier chica de su edad, disfrutó enormemente la vida durante el corto tiempo que permaneció en el mundo terrenal.

Tuxpan, Ver. a 17 de Enero de 2012

Familia Alatriste Pinal

Silvia Pinal y Gustavo Alatriste se conocieron en una reunión en casa del actor y productor Ernesto Alonso. En ese entonces, ella salía con el empresario Emilio Azcárraga Milmo y él estaba casado con la actriz Ariadna Welter. Posteriormente, ambos ya sin compromisos sentimentales de por medio, se enamoraron y contrajeron matrimonio hacia finales de 1960.

Un año después, en España, se filmó la cinta hispano-mexicana Viridiana, protagonizada por Silvia Pinal y Francisco Rabal, dirigida por Luis Buñuel y producida por Gustavo Alatriste. Después del rodaje surgió una gran amistad entre Buñuel y el matrimonio Alatriste Pinal, quienes disfrutaban de alegres tertulias ya fuera en la casa de Silvia Pinal, en el Pedregal de San Ángel, o en casa de Buñuel, en Félix Cuevas.

Pronto, el matrimonio Alatriste Pinal recibió a su única hija, el 17 de enero de 1963, a la que se le impuso el nombre de aquella famosa cinta protagonizada por la Pinal, Viridiana. Debido a lo anterior, se pensó que el padrino de bautizo de la pequeña debía ser Luis Buñuel y, aunque éste era ateo, aceptó gustoso la propuesta. La fiesta que se ofreció después del oficio religioso fue grandiosa, ya que reunió a parte importante de la industria cinematográfica mexicana.

La infancia de Viridiana Alatriste no fue como la de cualquier niña ya que, como ella misma dijo en una ocasión: "en lugar de jugar con amiguitas o frecuentar los lugares propios de los niños, yo estaba en los sets y veía a mi mamá cómo actuaba. Me encantaba ponerme sus pelucas y seguirla por los estudios de televisión. Sí creo que tuve una infancia diferente".

Así transcurrieron sus primeros años de vida, de un escenario a otro. Sin embargo, nunca descuidó sus estudios. Viridiana cursó la primaria y secundaria en el Colegio Alta Vista de San Ángel, donde se destacó por sus buenas calificaciones; también estudió ballet en la Royal Academia Dance de Coyoacán.

Al término de sus estudios básicos, y al ver su gusto y entusiasmo por la actuación, Silvia Pinal la mandó a Londres, Inglaterra, para que tomara cursos de arte y danza, esto en 1976. Otra de las razones que motivó a su madre para enviarla a estudiar fuera del país fue su divorcio de Alatriste, en 1966, cuando Viridiana tenía tres años de edad. Esto lo hizo para mantenerla lo más lejos posible de él y así evitar cualquier tipo de amenazas, como ocurriera con su primera hija, Sylvia Pasquel, quien varias veces estuvo a punto de irse a vivir con su padre, el actor y director Rafael Banquells, cuando ella trataba de imponerle algún tipo de disciplina.

Al regresar Viridiana de Londres, en 1977, siguió perfeccionando sus estudios de actuación y danza en México, primero en el Taller de Arte de José Luis Ibáñez, gran amigo de la familia Pinal; y, después, en el Centro de Capacitación de Televisa (el actual Centro de Educación Artística). Fue precisamente José Luis Ibáñez quien le dio su primera gran oportunidad como actriz.

Breve carrera artística

El paso de Viridiana Alatriste por los escenarios del espectáculo mexicano fue fugaz, pero sustancioso e importante. Inició su carrera en 1976, con la puesta en escena Annie es un tiro. En esta obra teatral actuó al lado de su madre, la primera actriz Silvia Pinal.

Pero fue hasta tres años después, en 1979, que su carrera despuntó en grande. Viridiana participó en Isabel de Inglaterra, donde actuó con la actriz de origen español, Ofelia Guilmáin. Su siguiente aparición fue en el clásico La fierecilla domada, alternando con Julissa.

En 1982, Tartufo o el impostor, al lado de Sergio Corona y Alma Muriel, marcó su última aparición en un escenario, ya que escasas tres horas antes de su trágica muerte aún interpretó el papel de Mariana en dicha obra, la cual se presentaba con gran éxito en el Teatro Hidalgo.

Su compañero, el actor Sergio Corona, recordó lo sucedido aquel día: "anoche la vimos, estaba como siempre, entusiasta, alegre, muy contenta. Estaba con nosotros, habíamos terminado la segunda función y todos acordamos reunirnos al día siguiente en el restaurante Arroyo para festejar las 200 representaciones de la obra"; cabe señalar que la comida se canceló.

La imagen de Viridiana también quedó plasmada en la cinta de platino de la cinematografía. Su participación en cine fue en las películas La seducción, filmada en 1979, en ella actuó al lado de Katy Jurado y Gonzalo Vega; y La combi asesina, rodada en 1982 y en la que también participaron Ernesto Gómez Cruz, Roberto Cobo y Ana Luisa Peluffo.

Viridiana fue nominada por la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas para recibir el premio Ariel como mejor coactuación femenina, por su excelente papel en la película La seducción, dirigida por Arturo Ripstein. El premio, finalmente, le fue otorgado a Julissa por su actuación en la cinta Memorias de un mexicano. La ceremonia de premiación, efectuada el 4 de noviembre de 1982 en el Cinema Rolex, tuvo su momento emotivo cuando Sylvia Pasquel recibió el diploma que acreditaba la nominación de Viridiana, quien ya no pudo estar presente.

Pero, fue su incursión en la televisión lo que más entusiasmó a Viridiana. Hizo su debut en este medio en 1979, en la telenovela Honrarás a los tuyos, al lado de Irma Lozano, Enrique Novi, Alicia Montoya y Gloria Marín, entre otros. También actuó en los programas Caras y gestos y Los especiales de Silvia Pinal, así como en la serie juvenil Cachún Cachún, Ra Ra, donde dio vida a Viris, joven que siempre andaba en líos con su novio Beto, interpretado por Alejandro Gucé.

Sus amigos y compañeros de esta serie recuerdan que Viridiana, en el último episodio que grabó, se despidió de todos ellos. Ariadne Pellicer, Nina en la mencionada teleserie, expresó que el personaje de Viridiana tenía que despedirse ya que, debido a su participación estelar en una telenovela (Mañana es primavera), no podría continuar en la serie.

Así pues, en el libreto ella decía: "me tengo que ir, debo partir a otro mundo, a un lugar que no sé dónde está. Me voy, pero mi alma y mi corazón siempre van a estar con todos ustedes". Este capítulo salió al aire el viernes 22 de octubre y Viridiana murió en la madrugada del lunes 25 del mismo mes.

Lo último que realizó para la televisión fue la telenovela Mañana es primavera, al lado de su madre y Gustavo Rojo. Su participación también quedó inconclusa, debido a su fallecimiento; y, al igual que en la serie Cachún Cachún, Ra Ra, Viridiana se despidió de todos sus compañeros ya que su personaje realizaría un largo viaje por Europa. Esto, que bien puede ser una coincidencia, también se puede ver como una premonición. Laura, su personaje en la telenovela, se despidió hasta de su habitación: "adiós y buenas tardes señor cuarto, te juro que te extrañaré porque me sentiré muy sola".

Así terminó la carrera artística de esta jovencita, que bien pudo haber alcanzado la fama y el prestigio de su señora madre.

Cómo era Viridiana

Viridiana Alatriste, en la intimidad de su hogar, lejos de los escenarios, era una chica simpática, alegre y amiguera; también, era muy sentimental y sincera. Su tiempo libre lo pasaba con sus amigos, con quienes ocasionalmente asistía a fiestas y reuniones. Le encantaba ir al cine y a las discotecas donde, junto a su amiga Ariadne Pellicer, participaba en concursos de baile, en los cuales Viridiana siempre salía triunfante.

Sus gustos musicales eran muy variados, ya que tanto le gustaba el rock como también las clásicas canciones infantiles. Su actor predilecto era James Dean y su más grande y anhelado sueño era convertirse en una primera actriz, llegar a ser toda una figura dentro del campo de la actuación.

A Viridiana le encantaba su nombre, por ser también el de la película consentida de su madre y de su padrino Luis Buñuel. Asimismo, estaba enamorada platónicamente del actor Juan Ferrara, de quien expresaba: "es un hombre interesantísimo, muy guapo. Me encantan sus ojerotas. De plano, es todo un señor". También decía sentir atracción por los escritores, quienes la apasionaban, "me vuelven loca".

"Los escritores me atraen demasiado, tienen otro viaje, otra historia. A mí de plano no me pone a volar un niño bonito, ni un hombre velludo, lo que sí me pone a dar de vueltas es una cabeza. Porque siempre habrá alguien más guapo y más joven, pero si tiene cabeza te lleva más lejos en su viaje", dijo Viridiana en una entrevista con la periodista Shanik Berman.

Para ella, la amistad era algo muy preciado que no se podía entregar a cualquiera, por lo que seleccionaba perfectamente a sus amigos, con quienes pasaba gratos momentos. Dentro de este selecto grupo de amistades, consideraba a la actriz Alma Muriel como su mejor amiga, ya que ella la ayudaba y cuidaba, era alguien especial de entre todos sus demás conocidos. Viridiana, además, declaraba abiertamente su relación amorosa con alguien del medio artístico, y aunque nunca dijo de quien se trataba, todo mundo coincidía en señalar al joven actor Jaime Garza como el dueño de su corazón.

Para Viridiana, el romanticismo era algo que no cabía en su vida. "Soy muy sentimental y sensible, pero nada romántica. No hay tiempo para el romanticismo, es más, ni creo en eso ni lo entiendo. El romanticismo es soñar, es perder el tiempo. Hay que ser realistas".

La relación que existía entre ella y su familia era de mucho amor. Su madre siempre fue su mayor crítica pero también su mejor amiga, su confidente. Su relación era excelente, tal como lo recordó Silvia Pinal en alguna ocasión: "mi hija Viridiana era una niña maravillosa. Le gustaba mucho bailar; la relación que había entre nosotras era más que de madre e hija, siempre fuimos amigas. Era una hija magnífica, bastante alegre; toda la vida la recordaré".

Por el contrario, Viridiana no tenía un contacto cercano con su padre, el cineasta Gustavo Alatriste. Lo quería y respetaba, pero no existía entre ellos esa relación afectiva y de confianza que conlleva la convivencia diaria. En una ocasión, declaró que sólo conocía a su padre a través de su trabajo.

"He convivido tan poco con mi padre que se puede decir que lo conozco por sus películas, jamás he llevado una relación estrecha y unida con él, aunque confieso que sí me hubiera gustado". Entonces, dijo también que nunca le hizo falta la figura paterna, ya que su mamá llenó todos los requisitos como padre y madre, además de entregarle todo su amor, cariño, comprensión y apoyo.

La relación con sus hermanos era muy buena. Quería mucho a Alejandra y a Luis Enrique Guzmán, hijos del matrimonio de su mamá con el cantante y actor Enrique Guzmán. Con Sylvia Pasquel se llevaba de maravilla, con ella compartía momentos agradables en el teatro; además, por ser su hermana mayor, muchas veces la aconsejaba.

En sus diecinueve años de vida, Viridiana supo rodearse de gente buena. Todos sus amigos guardan un bonito recuerdo de ella, tal es el caso de Eduardo Palomo, con quien trabajó en Mañana es primavera. En una entrevista, Eduardo expresó: "Viridiana era un ser muy inquieto. Su arrojo por la vida le daba un sello muy personal. Creo que dentro de ella había un ser muy juguetón que buscaba algo desesperadamente. Yo la consideraba como un angelito, como una princesa intocable; teníamos una relación interna muy fuerte".

José Flores, el famoso Jagger de Cachún Cachún, Ra Ra, también la recordó en esa ocasión: "Viridiana era una mujercita divina, con mucho sentido del humor que le transmitía a la gente, que lo vibraba. Todos los cachunes tenemos un hermosísimo recuerdo de ella, ya que más que ser un equipo de trabajo formamos un equipo de amigos".

La profesora de Viridiana en el Centro de Capacitación de Televisa, Martha Zavaleta, la consideraba: "una niña dulce, buena alumna y excelente actriz. Tenía un futuro espléndido. Recuerdo que se esforzaba mucho; su capacidad de trabajo era muy grande, además de ser tierna y muy inquienta", dijo quien también fuera Godzila, la directora de la prepa de Cachún Cachún, Ra Ra.

Trágica muerte

Todo transcurría normal en la vida de Viridiana Alatriste. Mil novecientos ochenta y dos parecía ser su mejor año, ya que había participado en cine, teatro y televisión; además, su nominación al premio Ariel la tenía inmersa en una gran felicidad. Sus proyectos en cine eran buenos y prometedores; el año próximo (1983) iba a filmar tres películas producidas por su padre. También, en noviembre de 1982, comenzaría la puesta en escena Mamá nos quita los novios, donde alternaría con su madre y con su hermana Sylvia Pasquel, y con la cual recorrerían gran parte de la República mexicana.

Pero llegó el domingo 24 de octubre de 1982. Viridiana, como todos los días, hizo las dos funciones correspondientes a la obra Tartufo o el impostor, al lado de Sergio Corona, la cual, por cierto, había cumplido 200 representaciones el viernes anterior. Al término de la segunda función Viridiana, junto con sus compañeros, se dirigió a casa del actor Jaime Garza, ubicada en la calle de Mimosas, al sur de la ciudad de México, donde se reunirían algunos actores tanto de la obra como de la telenovela Mañana es primavera.

Viridiana llegó en compañía de Alma Muriel alrededor de las 23:00 horas. Permaneció en el lugar hasta aproximadamente las 02:30 horas del lunes 25 de octubre, ya que ese mismo día tenía llamado en Televisa San Ángel para seguir grabando la telenovela; además, por la tarde, debía acudir a comer al restaurante Arroyo con sus compañeros de la obra de teatro, para celebrar el éxito obtenido con el clásico de Moliere durante toda la temporada.

Según declaraciones hechas por Jaime Garza, Viridiana se despidió de todos sus amigos con un "hasta luego", como siempre lo hacía, y salió de la casa pocos minutos después que su compañero Antonio Ruiz. "Que quede claro, Viridiana no salió en mal estado de la reunión que hicimos en mi casa el domingo pasado, yo hubiera sido el primero en detenerla. Ella se fue tranquila, con plenas facultades de lo que hacía", recordó eljoven actor.

Escasos 15 minutos después de haber salido de la reunión, Viridiana murió en un accidente automovilístico ocurrido en las avenidas Las Torres y México-Toluca, en la colonia Olivar de los Padres. Su miniauto Atlantic 1982, de color azul cielo y con un permiso provisional para circular del estado de Tlaxcala, volcó y cayó en una barranca de dos metros de profundidad, aproximadamente a las 02:45 horas de la helada madrugada del lunes 25 de octubre.

La muerte de Viridiana fue instantánea y se debió a un fuerte golpe que recibió en el costado izquierdo de la cabeza. Su cuerpo inerte quedó fuera del auto; vestía pantalón de pana guinda y botines del mismo color, blusa blanca así como un fino y costoso abrigo de mink; además, portaba valiosas joyas.

No hubo testigos de lo sucedido; por lo que el cadáver quedó solo alrededor de cinco horas, ya que fue hasta las 07:00 am que se descubrió el auto volcado. Sylvia Pasquel llegó al lugar de los hechos hacia las 08:30 horas y realizó la identificación del cuerpo. Posteriormente, acompañó a su madre Silvia Pinal a la delegación Álvaro Obregón, con la finalidad de realizar las gestiones necesarias para que la autopsia de ley fuera dispensada.

Así ocurrió y el cuerpo de Viridiana fue trasladado a la agencia funeraria Gayosso, en Félix Cuevas, para ser velado. Hasta ahí arribaron innumerables amigos de las familias Pinal y Alatriste, quienes, consternados, dieron el pésame por el drástico fin de la joven artista.

Toda su familia estuvo presente y, por razones que no se dieron a conocer, Viridiana fue sepultada ese mismo día en el Panteón Jardín, en una cripta del mausoleo de la familia Pinal Hidalgo. A ésta, su última morada, llegaron infinidad de amigos, familiares y admiradores. Entre la multitud se veían rostros conocidos: Lucía y Abrahám Méndez, Joaquín López-Dóriga, Alfredo Palacios, Luis Buñuel y su esposa Jeanne Rucar, Sonia Infante (entonces esposa de Gustavo Alatriste), Manuel Loco Valdés, Ana Silvia y Jaime Garza, entre muchos más. Justo a las 17:30 horas todo había terminado.

Así acabó la vida de Viridiana Alatriste; ella, que durante toda su existencia estuvo rodeada de gente, murió sola, cuando la vida mejor le sonreía. Su auto quedó en un barranco, estrellado; ahí acabó su carrera, ahí la muerte cortó de tajo los aplausos para la actriz, ahí terminó sus días.

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Su desaparición física fue instantanea, pero su recuerdo, ése que hace inmortales a los seres humanos, sigue viviendo aún en la mente y en los corazones de muchas personas, aquellas que quisieron, que conocieron y que admiraron a Viridiana Alatriste. Quede como epílogo el triste pensamiento que Silvia Pinal expresó en una entrevista: "nunca olvidaré a mi hija... nunca te olvidaré, Viridiana"...

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir este reportaje que escribí en el año de 1998, así como por el crédito correspondiente... Saludos!!!!...

    Fernando Arreola Coria
    ferarco23@hotmail.com

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  2. Viridiana, bellisima y talentosa, tenia un angel marvilloso que se la llevo a cumplir otra mision en otro mundo.

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